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Alan

Publicado el: June 9, 2025

Este junio Alan llegaría a los 108 años de qué vino al mundo en ese oasis mágico, llamado Mulege. Con alma de trashumante, vagó por los Alpes y los Apalaches. Conoció del arte de la palabra y se poseyó de poemas poco conocidos para sus presentaciones donde combinada el buen desplazamiento escénico con una voz cincelada en sus tonos graves, para enfatizar las palabras.

“Dame más vino muchacho
Y cántame una canción,
A ver si esta noche logras
aturdirme el corazón” declamaba el recitador con guturales voces que impulsaba el sonoro fuelle
de su pulmón.



Alan nos dio un par de veces clases maestras de declamación y para la adquisición del buen gusto por la literatura. Éramos un puñado de alumnos en la Normal Nocturna de Mexicali, asistentes a la clase de artes escénicas. Si, escuela nocturna, trabajábamos en el día y estudiábamos por la tarde noche.

“Maestros en ciernes son ustedes -nos decía-, saturen su emoción con la palabra viva para que un día conduzcan a sus alumnos en este arte que, de todos los seres vivientes, sólo tenemos los humanos: la palabra”

“Comuniquen sentimientos a través de la voz” y también “lleven a sus alumnos la sana inquietud por ganar una sonrisa, destapar un recuerdo, encender unos ojos somnolientos o atraer la ilusión perdida”.

Mis poemas favoritos en la voz y dramatización de Alan, era sin duda alguna el dedicado a Tijuana, la chiquilla que balbucea en una lengua que el visitante no comprende pero que lo subyuga con su emotividad. Eran los años en qué Tijuana era el sitio favorito de los marines, de los “fast marriages”, de las ensaladas “César” y de la glamorosa avenida Revolución. El otro poema, de la autoría del maestro Luis Pavía, era el alusivo a la cigüeña trece, la que, sin grandes méritos, daba grandes sustos con sus visitas a las jóvenes solteras.

Pues sí. Alan Gorosave Osuna fue un sudcaliforniando del mundo. Viajó, aprendió y vivió a plenitud en las culturas de occidente y, cuando su reloj le vida le marcó el alto, tuvo el tino de retirarse de los escenarios y pasar esos, sus meses de angustia en su pueblo, donde su tierra lo cobijó a la joven edad de 59 años.

POR ANTONIO MEZA ESTRADA

COLABORADOR

YERBANIS33@GMAIL.COM

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